miércoles, 27 de mayo de 2015

Moda de doble filo

Choca que una diseñadora de moda y estilista colabore en un blog en el que se lucha contra de las páginas a favor de los trastornos Ana y Mia.  A algunos les puede parecer una contradicción.  ¿Acaso no hace ya bastante la industria de la moda para potenciar este tipo de  trastornos alimentarios?

L@s jóvenes, y no tan jóvenes, ponen en peligro su salud para acercarse a unos referentes de belleza que además de ser cambiantes, están continuamente presentes en nuestra vida.  ¿Quién no se ha visto involucrado en conversaciones relacionadas con nuestra imagen, alimentación, actividad física, quilos de más o de menos, moda o tratamientos estéticos? Resulta francamente complicado mantenerse totalmente al margen de las inseguridades que pueden afianzarse en nuestra mente sobre nuestra imagen.  Y es que los trastornos alimentarios ya no conocen de sexo, edad, actividad profesional o nivel cultural.  Ninguno estamos libres de padecerlos.

Todos somos imagen. Y la moda es un medio de expresión muy efectivo para proyectar la imagen que nos interesa en cada momento.  Las herramientas que utiliza la moda son conocidas por todos: el lenguaje de los colores, los volúmenes, los tejidos y sus estampados, los complementos… Sin embargo, cuando la percepción de nuestro cuerpo e imagen está distorsionada, dejamos de lado nuestra propia esencia y nos olvidamos de potenciar todos aquellos rasgos que nos hacen únicos y bellos. 

Moda de doble filo. Podemos elegir. Quedarnos anclados en la discusión sobre los excesivos retoques fotográficos, en las polémicas sobre la extrema delgadez de las modelos de pasarela, en el debate de la unificación de tallas, en las tallas XXXS y XXXL y en otras que seguirán siendo noticia en los media.  O podemos elegir tener una imagen saludable desde el interior y utilizar la moda para nuestro beneficio. 


El secreto no es otro que conocerse bien.  Y buscar aquellas prendas que nos favorecen y se convierten en aliadas.  Todos conocemos la sensación de sentirnos cómodos con nuestros vaqueros favoritos o con un vestido especial.  Y seguro que también todos hemos experimentado la sensación contraria: la elección de una talla incorrecta, de un tipo de prenda que no era la más adecuada para nosotros o llevar unos zapatos que nos hacen daño.  No desestimes cómo te hace sentir la moda que llevas y elige siempre la que te haga sentir bien.  No importa su precio, ni su marca, ni el año en el que fue fabricada.  Quien importa eres tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario